sábado, 22 de enero de 2011
Capitulo 3: Espíritu del Tambucho.
Hacia donde no se divisa la línea del horizonte me dirijo. Subo corriendo al Tambucho tras dejar a los niños en el cole, pues he salido algo justa de tiempo. Bueno, siempre subo corriendo porque uno, hay que calentar y dos hace un frío que pela y lo suyo es entrar en calor. Ya son las nueve y cinco pasadas e imagino que no quedó claro si nos veríamos hoy así que espero un poquito por si apareciese algún amigo del Tambucho y si no pues sigo ruta. Caliento, estiro un poco y me planteo si hacer series o ajustarme al plan del Mirador del Roldán o donde fuera y es que ya hay que plantearse en serio la preparación de la Ruta de las Fortalezas y como ya hice marcha ligera el martes me servirá para el cross, y la montaña de hoy me dará fuerza. Además que el cross de Caravaca se realiza en monte y haga lo que haga servirá. No lo pienso más; así que emprendo la marcha, por senda, procuro. Por el camino me encuentro con una mami del cole de los niños a la altura Puerta de Hierro, Torres, que va "de marcha" con sus cascos. Me da que va a ser un entreno de encuentros, no sé porqué...La subida de Tentegorra la completo a trote por senda, agüita y pequeño descanso en la explanada y tiro al monte. Me pregunto si me acordaré, pero como hay caminito y sube mucha gente no me perderé, digo. ¡Bueno, que alegría! Me encuentro a Alfonso de bajada y me comenta que hoy salía solo y me recuerda el emplazamiento del Mirador, tranquilizándome sobre la concurrencia del camino. Nos despedimos hasta la próxima y seguimos ruta...En un punto del camino me paro para disfrutar de las vistas cojo otro camino para explorar hago un poco el cabra, me araño las piernas, pero me da igual... disfruto del paisaje. Sigo corriendo para arriba, queda un poquito para llegar al objetivo y una vez arriba se divisa un paisaje espectacular, mágico en el que no se distingue la línea del horizonte. Esta mañana encapotada dibuja un cielo gris con nubes medias, espesas; el cielo se junta con el mar en un horizonte infinito. Hay tres chicos sentados en una roca disfrutando de aquella paz y un bocata. Allí arriba da la sensación de que se para el tiempo y nada importa. Así se baja una, despejada, con una paz interior muy placentera y oxigenada. La bajada es más ligera, lógicamente. Tengo bien presentes las indicaciones de mis amigos y al coger un camino recuerdo una frase de mi amigo Juan Ernesto: "ese camino no lo cogería un montañero". Lo tengo en cuenta, bajo utilizando las técnicas que me han enseñando, aunque el estilo hay que pulirlo bastante todavía...je je. Llego a la carretera de Tentegorra, donde las ambulancias doy un poco de vuelta y vuelvo a la explanada a beber porque no traje traje...je je...quiero decir, que aún no me he hecho con bidón. En la bajada por Tentegorra me encuentro con la Capi que sube con una amiga a toda castaña. Tiro por senda y al llegar abajo decido cruzar "la Villalba" en busca de ese camino hilado por arboles a cada lado de la carretera pero no lo consigo y acabo en asfalto, cruzo y esprinto por el descampado del Eroski hacia el Cartagonova...y una plaza de toros. Total: unos 15ks y camino hacia casa sintiéndome muy fuerte tanto a nivel físico como mental. Lo que hace la montaña....
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